Enric Gol Magriñá es un artista especializado en la técnica de la pintura al óleo y la acuarela.
Con una naturaleza inquieta y una actitud inconformista hacia su propio trabajo, Enric siempre busca transcender los límites establecidos. Esta investigación de nuevos horizontes culmina con su traslado en la isla de Menorca en 2010. Los colores vivids, la luz evocadora y los paisajes cautivadores de este lugar acontecen el catalizador que le permite abrir nuevas puertas en su estilo artístico, además de marcar el inicio en la exploración de nuevas formas de expresión como por ejemplo la escultura y el grabado.
Inspiraciones e influencias
El interés por el mundo del arte, y todo lo que lo rodea, a Enric Gol se le despertó muy pronto, justo entre la infancia y la adolescencia. Como un pequeño y particular santuario, las estanterías de su habitación pronto se abarrotaron de biografías, enciclopedias y catálogos de pintores a los que él admiraba. Pósters y fotografías que reproducían obras emblemáticas empapelaban las paredes mientras se acortaba la distancia entre la paleta de pintor y él.
La diversidad en el arte
Enric no despreció ningún estilo; a todos les dedicó suficiente tiempo. Barroco, pompier, impresionismo, cubismo… todos tenían cabida en el universo donde a menudo se refugiaba. Velázquez, Caravaggio y Ribera eran sus héroes clásicos, mientras que Fortuny, Sorolla y Alma Tadema representaban a los modernos. Claudio Bravo y Dalí, por otro lado, eran sus contemporáneos. Sin embargo, al inicio de su carrera, la pintura de Velázquez y, más adelante, la de Fortuny, se convirtieron en sus principales referentes.
Años de formación en el mundo del arte
El primer contacto con una escuela de arte fue con la escuela Massana, el corazón bohemio de Barcelona. Sin embargo, antes de empezar el segundo curso el azar provocó que conociera al maestro Roca Rodó de la escuela clásica de Catalunya. Así pues, dejó la Massana para incorporarse a las clases magistrales que este impartía en el barrio del Poble Nou. La pulcritud de sus pinceladas y el estilo realista pronto le hicieron destacar, convirtiéndose en un alumno aventajado con respecto al resto de aspirantes a artistas. Así pues, a la edad de 26 años, inauguró su primera exposición individual de naturaleza muerta en la galería El Carme de Vic. Desde entonces, numerosas exposiciones, tanto individuales como colectivas, han conformado su día a día, estimulando, aún más, su creatividad.
Desvelar el realismo y la atmósfera en el arte
Lo que más identifica la obra de Enric es el aire. El aire que rodea los objetos, el aire que nos acerca o distancia de ellos, el aire que gira en torno a la realidad que él nos despliega ante nuestros ojos. Cualquier protagonista que repose en sus bodegones parece querer llamar la atención. Incitan la interacción. Su realismo no está encorsetado sobre el lienzo, ni los colores lucen artificiales. Cada uno de los objetos expuestos irradia naturalidad, como si hubieran sido dejados en la escena a última hora. Sobre todo las telas blancas. Las telas son para este artista un auténtico fetiche. La esponjosidad de las ropas rivaliza con las casi incontables tonalidades que se fusionan sobre sábanas, sedas, o humildes paños de cocina. Casi pudiendo afirmar percibir la fragancia de lavanda, o el olor caliente y oxidado de la plancha de hierro recién pasada.
Técnicas dinámicas y exploración artística
Las técnicas utilizadas tampoco han sido inmóviles en el afán de indagar. Desde el óleo, pasando por el pastel, lápiz, pluma y la acuarela, todas han tenido su espacio en la biografía artística del pintor. Aunque el óleo ha sido el gran protagonista de su carrera, no se puede obviar el trabajo hecho con la tecnica de la acuarela. Como muestra de estas tenemos los retratos de caballos que, con clara influencia Fortunyiana, están ejecutadas con un toque de pincel preciso, concreto o, dicho de otro modo, exquisito. El brillo del pelaje, la chispa de los ojos, solo necesitan respirar.
Menorca: Un catalizador creativo
Pero Enric, como artista inquieto e inconformista consigo mismo, siempre ha querido ir un paso más allá. Y, buscando nuevos horizontes, en el año 2010 quiso anclar su vida en la isla de Menorca. Quizás los colores, la luz o el paisaje fueran el detonante para abrir una puerta nueva a su estilo. Y, también, explorar otros ámbitos del arte como la escultura o el grabado. Es justamente en este sitio, Menorca, donde su carrera se amplió internacionalmente, formando parte de colecciones particulares, además de ganar varios premios de renombre.
La pincelada meticulosa y del todo controlada quiso salir de su espacio de confort para perseguir todo lo que giraba a su alrededor. Tenía que recrear el alma, la esencia de la isla. Barcas adormecidas, caballos engalanados, olas de transparencias imposibles, nubes juguetonas, toda una tentación para un artista como Enric. Un hombre con la sensibilidad atenta.
Un estudio en el corazón de Menorca
La ubicación del estudio actual desafía por completo la monotonía. Situado en lo alto de un acantilado y de cara a la tramontana, cada día se presenta como un espectáculo. En el horizonte, engañosamente desierto, a menudo se recorta el perfil de la isla hermana, Mallorca. Luces cobrizas, cielos de azules descarados o de blancuras descolgadas, cuando la neblina aparece sin avisar, todo se representa en el escenario del que este artista es protagonista en primera fila. A dicho espectáculo, hay que añadir el murmullo del bosque que se extiende más allá de la incansable y polifónica melodía del mar.
La naturaleza, musa del arte de Enric
Largos paseos incitan al artista a conversar con la naturaleza, la principal musa de su obra. Cada pintura queda impregnada con briznas de esta energía tan diáfana y al mismo tiempo tan presente en cada rincón, en cada hoja de árbol, en cada piedra o en cada gota de rocío. Es un intercambio, un acuerdo sin palabras. La isla se brinda a mostrarle lo mejor de ella, él se ofrece a enaltecerla como una diosa. Y, recogiendo todas las emociones, vuelve a su refugio de creación para embellecer la vida de quienes tengan el privilegio de admirar una obra de Enric Gol.
Colección de Acuarelas
Sumérgete en la riqueza cultural y la tradición de la isla de Menorca a través de esta colección de acuarelas que capturan la indomable belleza del caballo menorquín. Una raza cargada de historia capaz de enriquecer cualquier espacio con su presencia.